sábado, 20 de diciembre de 2008

Islas que estarán bajo el agua por el cambio climático


















Como consecuencia del calentamiento global, los polos se están derritiendo, lo que está produciendo el aumento del nivel del mar, lo que amenaza irremediablemente la existencia de distintas islas del mundo que sucumbirán bajo las aguas irremediablemente.
La vida de los 12.000 habitantes de Tuvalu (Pacífico sur) siempre fue tranquila. Sus playas de arena blanca y sus horizontes despejados le dan a este diminuto estado -apenas un poco más grande que el Vaticano y Mónaco- una apariencia paradisíaca y un ambiente de serenidad total.
Eso fue, al menos, hasta que las aguas del océano comenzaron a subir. El punto más alto de esta isla, a medio camino entre Australia y Nueva Zelanda, está a 4 metros sobre el nivel del mar. Durante los últimos 20 años, el agua se ha elevado a una media de 1,2 milímetros por año, una cifra que encaja en las previsiones globales sobre cambio climático pero que significa una catástrofe para los habitantes de Tuvalu.
Mientras el resto del mundo se daría por satisfecho si se logra reducir el ritmo al que aumenta la temperatura de tal manera que solo suba dos grados en los próximos 30 años, para Tuvalu esto sería una sentencia de muerte, porque el calor causa el derretimiento de los casquetes polares y, por tanto, subiría el nivel de las aguas. En suma, esos dos grados bastarían para sumergir el 90 por ciento del territorio de la isla.
El caso de Tuvalu es extremo, pero no único. En otros territorios insulares ya se han evidenciado los efectos del cambio climático.
Paradójicamente, por su tamaño y reducida población, suelen ser estos lugares los que menos aportan al total de las emisiones contaminantes en el planeta.
Por eso, sus gobiernos no dudan en responsabilizar al resto del mundo por sus males. La semana pasada, en la cumbre de Poznan (Polonia), el primer ministro de Tuvalu, Apisai Ielemia, lo dijo así: "No podemos hundirnos por culpa de los países industrializados".
Aunque es reconocido internacionalmente como un paraíso para el turismo de élite, el archipiélago de las Maldivas también enfrenta la desaparición de buena parte de su territorio por cuenta del mar en ascenso. Bastaría que el nivel del agua suba 20 centímetros (algo que expertos consideran concebible en los próximos cien años) para que algo así como la mitad del terreno, que en total comprende más de un millar de pequeñas islas, quede bajo el agua.

EN MALDIVAS. Al igual que en Tuvalu, en Maldivas el cambio climático no es un horizonte probable, sino un problema concreto y presente. Tan presente, que el gobierno del recién elegido presidente Mohamed Nasheed anunció un plan de comprar terrenos a países como Sri Lanka o Australia para reubicar allí, al menos en parte, a su país.
“Se trata de tener un seguro;si las islas se están hundiendo, debemos hallar un nuevo lugar, cerca. Debemos hallar uno antes de que nos hundamos, o vamos a terminar como refugiados ambientales en algún campamento”, le dijo a la AFP Nasheed hace una semana.
Maldivas fue un tema central en la cumbre de Poznan, esta semana. El 80 por ciento de sus 300 kilómetros cuadrados de tierra se halla a menos de un metro por encima de sus 100.000 kilómetros cuadrados de mar. Por esa razón, el archipiélago fue una de las zonas más duramente afectadas por el tsunami de diciembre del 2004. Con todo, hay voces que llaman a la mesura y aseguran que el país no está organizando un éxodo masivo para huir del agua.
En charla con el diario español El Tiempo, el periodista Mohamed Jameel, de la emisora Voice of Maldives, es enfático cuando afirma: “El tema ha sido sacado de proporción por la prensa occidental. Existen planes, pero son preventivos. Buscan tener alternativas frente a un problema que enfrentaremos de seguro, en unos 50 ó 60 años”.
A pesar de ello, el Gobierno ha declarado que no contempla opciones distintas al traslado. Construir muros de contención en las islas habitadas (casi 200) no solo es prohibitivamente costoso, sino que daría al traste con el turismo, la principal fuente de ingresos del país.
En las regiones insulares y costeras de Bangladesh, un particular tipo de éxodo está ocurriendo. Asustados por el innegable avance de la línea costera en la bahía de Bengala, cientos de habitantes han elegido irse a vivir a las otrora deshabitadas regiones montañosas.

Un reporte de la AFP estima en 2.000 el número de desplazados en la última década. Jaber Ahmed, un refugiado de 55 años, que dejó su casa en una isla cercana, le dijo a la agencia: “Algunos creen que la tierra se está hundiendo. Otros dicen que el mar se está elevando. Para ser honesto, no tengo idea, solo sé que tuvimos que mudarnos para sobrevivir”. El que fue su hogar -aseguró- está hoy bajo el mar.
Y los expertos aseguran que el fenómeno empeorará. La línea costera de Bangladesh es muy baja, por lo que incluso un leve aumento en el nivel del agua la rebasaría. El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), asegura que para el año 2050 habrá 20 millones de personas en el área afectada.
Expertos como James Hansen, del Instituto Goddard de la Nasa, no dudan en ir más allá y afirman que, para fines del siglo XXI, la totalidad de los habitantes de Bangladesh (hoy son 150 millones) se quedará sin hogar porque el país entero estará sumergido.
Ese es, desde hace décadas, el panorama que han tratado de evitar los holandeses, que viven bajo la amenaza de ocupar tierras por debajo del nivel del mar.
Descomunales trabajos de dragado y modernos sistemas de diques les permitieron, alguna vez, cantar victoria y robarle terreno al océano, pero ahora el país vuelve a estar bajo amenaza, ya que el aumento previsible del nivel del océano superará, en unos 30 años, la capacidad de sus defensas.
La idea de una brecha en sus barreras es apocalíptica, porque por su bajo nivel casi todo el país se inundaría de manera inevitable.
No todos los casos de terrenos amenazados por el cambio climático están al otro lado del mundo. Esta semana, el programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente presentó un informe que detalla las amenazas que el calentamiento global plantea para los territorios insulares del Caribe.
Según ese documento, si el mar sube un metro, 3 por ciento de los manglares cubanos y casi la totalidad de los manglares jamaiquinos desaparecerían. Si el nivel del agua solo subiera medio metro, la isla de Granada perdería de inmediato más de la mitad de sus playas.
Al otro lado del Atlántico, en la turística isla española de Ibiza, los turistas no tendrían playas para ir de ' marcha ' y, aunque no les importara, no tendrían cómo llegar, porque los muelles y el aeropuerto quedarían bajo el agua. Hasta las lujosas islas artificiales que le han valido su renombre a Dubai, en Emiratos Árabes Unidos, no podrían sobrevivir a un aumento semejante en el nivel del mar.
El problema, le dijo a El Tiempo, Fred Kirungi, vocero de la oficina de Naciones Unidas para los países menos desarrollados y los pequeños estados insulares, es real y ocurre hoy. “No creo que estemos exagerando. Hay 41 millones de personas que viven en islas pequeñas y que se verían afectadas. Pero no es tanto un problema de números o de tamaños, como de la capacidad para enfrentar este desafío. La mayoría de estas islas no tienen la capacidad para hacerlo. Por supuesto que el asunto puede ser enfrentado, pero debe tener una respuesta global”.

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